Frank, 22 años, estudiante en París en una importante Escuela de Empresariales, vuelve a casa de sus padres mientras hace las prácticas en la fábrica en la que su padre lleva de obrero treinta años. Tras años de independencia, Frank renueva las relaciones con su familia con gran alegría de su padre. En la fábrica, Frank está adscrito al Departamento de Recursos Humanos. Su principal tarea es la supervisión de las negociaciones de la reducción de la jornada laboral. Pone entusiasmo en su tarea, hasta el día en que descubre que su trabajo sirve de tapadera a un plan de reestructuración que prevé el despido de doce personas, incluido su padre. Frank rompe con la dirección e informa de sus descubrimientos a los sindicatos que entonces convocan la huelga. Quiere que su padre se implique en esta lucha, pero éste, que ha puesto todo su orgullo en el éxito social de su hijo, rechaza unirse al movimiento.