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El policía Mexicano Javier Rodriguez (Benicio Del Toro) trabaja alrededor de la frontera, junto con su buen amigo y compañero Manolo Sanchez (Jacob Vargas), bajo las órdenes del hombre más temido por los criminales en México, el General Salazar (Tomas Milian). Confrontado con tentaciones de poder y dinero, Javier las resiste pero se encuentra junto a Manolo, atrapado en una telaraña de corrupción que desemboca en una situación insostenible. En los Estados Unidos, el juez de la Corte Suprema de Ohio, el reverendo Robert Wakefield (Michael Douglas) es nombrado por el Presidente como el nuevo zar de las drogas. Recogiendo información, el conservador e intransigente Wakefield se prepara para supervisar los equipos anti-drogas del país y asociarlos con los de México. Pero, en su hogar, él y su esposa Barbara (Amy Irving) deben lidiar con la cada vez más fuerte adicción a las drogas de su adolescente hija Caroline (Erika Christensen). En San Diego, los agentes encubiertos de la DEA Montel Gordon (Don Cheadle) y Ray Castro (Luis Guzman) trabajan tiempo extra para ayudar al Gobierno Estadounidense a armar el caso legal en contra del infame cartel de Obregon. El arresto del traficante de drogas Eduardo Ruiz (Miguel Ferrer) paga dividendos cuando su nuevo prisionero accede a testificar en contra del acaudalado traficante Carlos Ayala (Steven Bauer), quien vive en una mansión. Carlos es arrestado, escandalizando a su ignorante y preñada esposa Helena (Catherine Zeta-Jones). Helena y su hijo son amenazados por los socios de su esposo y vigilados por los agentes de la DEA. Contando con los servicios del abogado Arnie Metzger (Dennis Quaid), Helena jura sacar a Carlos de la carcel y no dejar que les pase nada malo a sus hijos - aún si esto signifique encargarse de los negocios de su esposo.

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