Splendor

Historia de Verónica (Kathleen Robertson) y de sus dos amantes diametralmente opuestos, Abel (Jonathan Schaech) y Zed (Matt Keeslar). Escritor y crítico free-lance de música rock, Abel es alguien divertido, con encanto, de mente estimulante...mientras que Zed, batería en una banda de rock, es pura fisicidad animal. Ambos están completamente locos por Verónica quien, confundida, se siente igualmente enamorada de los dos. Después de sopesarlo, tras algunas dificultades, y de un giro decisivo en una gran fiesta de música techno en los bosques, el trío se rinde finalmente a su compleja química y, desafiando toda regla social, deciden vivir juntos. Todo va bien en el seno de esta familia tan poco convencional, durante unos seis meses. Sin embargo, a la larga, la irresponsabilidad bohemia y perezosa tanto de Abel como de Zed y su incapacidad para hacer frente a su parte del alquiler consume a Verónica. Hastiada de pasear su cuerpo de aspirante a actriz por trabajos humillantes mientras aquellos dos holgazanean, empieza a darse cuenta de que es tiempo de madurar. Y entra en escena Ernest (Eric Mabius), un reconocido director y productor con quien se encuentra Veronica en una prueba. Ernest es, digamos, trabajador, y también rico y bien plantado: exactamente el tipo de hombre que una madre querría como marido para su hija. Encaprichado con Verónica, la incluye en el reparto en su último telefilm con mujer en peligro. Cuanto más tiempo está Verónica con Ernest, más se pregunta aquélla cómo será su futuro con Abel y Zed. Toda esta situación la deja ante un dilema de tales proporciones que ni siquiera su mejor amiga, la estudiante de arte Mike (Kelly Macdonald), puede proporcionarle consejo consolador alguno. Entonces estalla la crisis, cuando Verónica descubre que está embarazada. Ernest, definitivamente, no es el padre ya que no se ha generado suficiente calor entre ambos ni siquiera para un beso nocturno. Verónica no sabe qué hacer, tras una fuerte discusión con Abel y Zed, acaba por irse. Va a parar al sofá de Mike mientras busca el consuelo de Ernest, quien la corteja de un modo que Abel y Zed nunca hubieran podido siquiera imaginar. Antes de que Verónica pueda darse cuenta de lo que sucede, Ernest le propone asumir para siempre el cuidado tanto de ella como de su niño. Sin Verónica a su lado para pagar las facturas, Abel y Zed se ven libres para hundirse o flotar a su libre albedrío. Abel logra por fin un pequeño anticipo por la novela que está escribiendo, y Zed acaba pillando un salario minúsculo por actuar en el Guitar Center. Cubiertos financieramente, pero enfermos de amor y sintiéndose despreciables, juran que conseguirán el retorno de Verónica...Sin embargo, ¿no será ya demasiado tarde? Abel y Zed irrumpen en plena boda de Verónica, la hora de la verdad ha llegado finalmente para ésta: ¿optará por Ernest, quien está esperándola enfundado en su smoking ante el altar, o por Abel y Zed, que están declarándole un amor eterno junto con la promesa de cambiar ???.

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