Para Jon, aquel ¡no! iba a costarle caro. Era el ¡no! que dejaba plantada ante el altar a Cristina, la hija de un banquero, con la que iba a casarse. Naturalemente, Jon es despedido del banco donde trabajaba y ve además como su cuenta corriente es bloqueada. En realidad todo ha sido un lapsus linguae, pero no tiene remedio. Mientras lamenta su mala fortuna, se ve involucrado en un atraco de 100 millones de pesetas al banco (¡qué casualidad!) del que acaba de ser despedido. Es como para suicidarse. Pero no: ahí está el amor redentor, encarnado en dos mujeres: su ex, que acaba de llegar de una ONG en Africa, y la atracadora del banco, que le persigue porque ha sido testigo de la chapuza. Todo ello, en torno a la bahía de la Concha, en san Sebastián.