Doña Concha, una viuda que alberga en su casa a u hijo y a su nuera, una ingeniera química, empieza a ser asediada por algo insólito: alguien arroja contra las paredes de la casa huevos que, sin duda, están envenenados. El caso llega a tal extremo de gravedad que doña Concha no puede aguantar más y se muere de un infarto.