La pequeña isla de Cascara, dependiente de Gran Bretaña, está situada en el Caribe, y durante años ha sido la pertenencia más indeseada de la Corona. Económicamente pobre y estratégicamente catastrófica, Cascara tiene en el gobernador Baxter a su máximo dirigente. Este es un hombre que ve con aplomo y tranquilidad como va pasando su vida y cultiva una clase de hierba que reparte entre los habitantes de la isla.