Tercera entrega de una trilogía sobre la relación del hombre con la naturaleza y su entorno. En un pueblo de Bélgica, los habitantes deben hacer frente a las alteraciones del clima: un invierno que no acaba nunca, una primavera que no llega, abejas que desaparecen, vacas que no dan más leche... A falta de encomendarse a los cielos, los habitantes se sienten culpables ante un hombre que pasaba por allí con su hijo discapacitado.