Robbins es enviado a prisión por el asesinato de su oficial general. Se trata de una prisión de la que sólo se puede salir cuando uno está muerto, por lo que nadie sabe cómo es. El alcalde de la prisión decidió comprar una isla llamada Absolom para enviar allí a los prisioneros con peor comportamiento y más violentos. Esa isla es, en definitiva, un infierno. Allí acabará Robbins.
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