Es la rutina diaria para la conductora del tranvía. Como cada mañana, los hombres cogen el tranvía para ir al trabajo, uno trás el otro, todos iguales, silenciosos, grises y apáticos. Sin embargo, este día, siguiendo las sacudidas y las vibraciones de la carretera, al ritmo de los billetes insertados en la máquina estampadora...