Sonatine

Murakawa no es solamente un gángster, sino uno especialmente violento y agresivo. Es todo lo imprudente que uno puede esperarse de un yakuza o incluso más, y ha conseguido buenas influencias. Pero empieza a estar cansado de su estilo de vida, quiere cambiar. Instigado por su jefe, Kitajima, y su lugarteniente, Takahashi, Murakawa es enviado a Okinawa para socorrer a un grupo de gángsters que lucha contra otra banda. Sin embargo, una vez en Okinawa, Murakawa se da cuenta de que no debería haber ido tan lejos. Su llegada provoca a la banda rival y dos de los compañeros de Murakawa son asesinados en la oficina por una explosión de dinamita. Asustados, varios de los secuaces de Murakawa regresan a su casa. Se sucede un improvisado tiroteo en un ver: Murakawa pierde algún otro seguidor. Después de esto, Murakawa y sus pocos supervivientes deciden ocultarse en una casa abandonada junto a una solicitada playa. Allí bajo un cielo color cobalto y un sol abrasador, Murakawa y sus hombres juegan inocentemente en la blanca arena, parece que el tiempo se ha parado, cuando de repente.

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