Anna pierde el vuelo que ha de tomar para viajar a Barcelona con Greg. Luego se entera que dicho avión termina estrellado. Es posible que se trate de un atentado terrorista. Anna ignora si Greg estaba a bordo, lo cual, unido a lo perturbador que resulta haber estado tan cerca de la muerte, hace que su mente se repliegue y se sumerja en un laberinto de irrealidad, distanciándose así del presente y la realidad. París se convertirá en el espejo de su angustia.