Mi Perro Skip

El año es 1942. Mientras los Aliados se unen en Europa para asegurar la democracia en el mundo, hay voces en casa que apenas se oyen. Una de ellas pertenece a Willie Morris, un chico de ocho años tímido y desgarbado cuya infancia es aún más tranquila y aislada que su ciudad natal de Yazoo, Mississippi. Hijo único, ignorado en la escuela e incómodo con las chicas, Willy admira y confía en su vecino Dink Jenkins, el atleta estrella de la localidad, que se está preparando para irse a servir al Tío Sam. El padre de Willie, Jack Morris, un veterano severo pero de buen corazón, que perdió una pierna en la Guerra Civil española, es el principal responsable de la educación excesivamente protectora de Willie. Presionando en dirección contraria está su madre, Ellen Morris, una mujer competente que sabe que lo que más necesita Willie es un poco de libertad y un amigo. Cuando Willie cumple nueve años aprovecha la oportunidad para ofrecerle ambas cosas, en forma de un cachorro de terrier Jack Russell al que el encantado Willie bautiza con el nombre de Skip. El carácter extrovertido de Skip ayuda a Willie a hacer amistad con Rivers Applewhite, la chica más atractiva de la escuela. Skip hace además de "celestina" de Willie y Rivers en el cine, y le echa una mano cuando Willie es retado por Big Boy Wilkinson, Henjie Henick y Spit McGee a demostrar su valor en un partido de fútbol. Con la ayuda canina de Skip, Willie empieza a ser "uno de los chicos". Entonces, inesperadamente, Dink regresa a Yazoo. Pero pronto se conoce la oscura verdad: Dink, al verse enfrentado a la realidad de la guerra, se ha ausentado sin permiso. Al tratar de reconciliar la veneración que siente por Dink, el héroe que conoció en otro tiempo con su decepción por el desacreditado soldado, Willie comienza a plantearse las complejidades de la guerra y de la conducta humana. Adquiere una nueva visión sobre estos temas a través de los ojos de su padre y de los suyos propios. Dick no acude al primer partido de béisbol de Willie y éste, decepcionado, se desahoga riñendo a Skip, que se escapa. La desaparición del perro y su posterior recuperación enseñan a Willie la fuerza del perdón, y le dan a Dink la oportunidad de aceptar el poder de la redención. Al final, es el amor de un perro lo que enseña a Willie Morris lecciones duraderas sobre el espíritu humano.

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