Los niños del campo mexicano comienzan a trabajar desde pequeños. Los herederos es un retrato de sus vidas y de su lucha diaria por la supervivencia. Sus actividades son muy diversas: son campesinos y pastores, caminan largos trayectos para cortar leña, tejen, hacen ladrillos, cuidan a sus hermanos menores, migran con sus familias para trabajar en las cosechas, acarrean agua, tallan y pintan madera para hacer alebrijes. Al heredar las herramientas y técnicas de sus ancestros, estos niños también han heredado la miseria. Generación tras generación permanecen cautivos en un ciclo de pobreza heredada.