Lena

Lena tiene dieciocho años y vive en el barrio portuario de Bouzas, en la ría de Vigo, antiguamente habitado por marineros, pescadores y personal del puerto, aunque tras la crisis de los años ochenta el paro hizo mella en el sector y la zona quedó afectada por cierto declive social. Lena no ha llevado una vida nada fácil: huérfana de madre y con un padre aficionado a la bebida y eternamente en paro o metido en trapicheos de poca monta, desde muy pequeña ha tenido que acostumbrarse a resolver sus propios asuntos. Es una chica lista y responsable, su sensatez contrasta con el descontrol de Gorrión, su padre. Pero a pesar de todos sus defectos, Gorrión es un padre simpático y cariñoso, y Lena, que le adora, siempre justifica y perdona sus desatinos. Tras una noche de marcha y una dura jornada en el almacén de congelados donde trabaja, Lena vuelve a casa agotada pero contenta: el verano no ha hecho más que empezar, tiene la paga en el bolsillo y unas vacaciones que prometen a la vista. Su padre la recibe entusiasmado: le ha salido un trabajo estupendo que les va a sacar de la miseria para siempre. Lena intenta no hacerse muchas ilusiones, pero termina contagiándose del optimismo de su padre. Pero todo es un espejismo: a las pocas horas encuentra a su padre, medio muerto, tirado en el portal de la casa. La "mafia" local le acusa de haberse quedado con una gran suma de dinero y le ha propinado una tremenda paliza como primer y único aviso. A partir de ese momento la vida de Lena da un cambio radical y se concentra en un único objetivo: impedir a toda costa que maten a su padre.

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