En una región árida, lejos de las carreteras que rodean el Atlas, un clan ha convertido el árbol de argán en su medio de vida. Les proporciona comida para el ganado y madera para calentarse.
Además, después de un largo y complicado trabajo, los frutos del árbol del argán dan un aceite que no tiene parangón, codiciado en las mejores mesas europeas.