Cada dia, al anochecer, Fernando I de Napoles abandona el palacio real disfrazado para mezclarse con sus súbditos y disfrutar de todos los placeres que no encuentra en su corte. Una de tantas noches escucha cantar una pegadiza cancion a la hija del polichinela y, cegado por la pasion que le inspira la atractiva intérprete, no repara en que la misma es una llamada a la revolución y, por lo tanto, el inicio del fin de su reinado.