A través del cante, dos amigos, uno guía turístico y el otro dueño de un mesón, consiguen que los veraneantes extranjeros se sientan fascinados por un pequeño pueblecito de Madrid.
Convierten el mesón en una sala de fiestas de ambiente folklórico e incluso hacen que los autocares de los turistas sean asaltados por gente del pueblo disfrazados de bandoleros.
Daniel Blumer |