En 1985, después que la censura secuestrara su primera película, el director Ignacio Agüero se preguntó de qué era necesario hablar en una película dentro de un país regido por una dictadura militar. Para responder a esta pregunta, se encontró con diversos directores de su país.
Ahora, treinta años después, realiza una vez más el mismo ejercicio, aunque con los directores de otra generación. Una vez pasada la dictadura, Agüero acude a los rodajes de varias películas chilenas en curso y vuelve a preguntar por su oficio a esos jóvenes talentos: Pablo Larraín, Alicia Scherson, Christián Jimenez, Niles Atallah y otros.
Como me da la gana II retrata el Chile contemporáneo mientras medita sobre lo cinematográfico como ese enclave en el que la vida alcanza un estado superior.