Fernando Trueba dedica, con este largometraje, una generosa oda a su pasión por el jazz latino. Es una antigua pasión, libre de las imposiciones de la moda, que condiciona el día a día del realizador español desde hace veinte años, es una pasión que él propone compartir con todos los que desean entender, a través de unas sonoridades que nos son más o menos familiares, el alma de una música, de una cultura, de una tradición.