Bobby tiene treinta y tres años y va muy deprisa hacia ninguna parte. Bebedor, ladrón de coches con carácter, vaga por la vida con sus amigos del barrio, peleando, apostando, jugando al hockey, robando casas de "yuppies" y perdiendo el tiempo en el pub. Nacido y creado en el barrio irlandés de Boston, Charlestown, Massachussets, Bobby y sus amigotes (su diminuto compañero Mouse Murphy, el extaxista Digger Bruce, el orejotas "Red" Doherty y su dura pero sufridora amiga Katy O'Connor) no pueden imaginarse la vida fuera de las rígidas limitaciones de su barriada trabajadora natal. Regida por la fuerte mano del matón local Jackie O'Hara, Charlestown vive y muere bajo un estricto código de lealtad. Sabiendo que el enfadarse con Jackie significa abandonar Charlestown en un ataúd, los muchachos le temen y su negativa a hablar con las autoridades hace imposible resolver ninguno de los evidentes casos de robo y asesinato en la ciudad. La lucha de Bobby con la realidad de la vida en Charlestown se hace evidente cuando su primo recién desembarcado, Seamus, llega de Dublín. Aunque no es totalmente inocente, Seamus se asombra por el nivel de delincuencia de sus familiares americanos, y se queda absolutamente pasmado cuando su amigo Teddy es brutalmente asesinado y nadie habla con el policía que lleva la investigación, Hanolon. Existe un castigo fatal para los que hablan y, sólo cuando cae la sangre de Seamus, Bobby tiene que confrontar su pasado con su futuro.