Recién contratada como camarera, Yuri convence a Ken, un cocinero de repostería, para que la lleve a casa. La clave para embaucarlo es prometerle que a la mañana siguiente se despertará junto a ella. Los planes son una cosa y la realidad es otra: en pleno trayecto, atropellan y matan a una chica y se dan a la fuga. Al llegar a casa, el subidón hace su efecto y Yuri no tiene mejor idea que sugerirle a Ken que repitan la noche siguiente y vuelvan a asesinar.