El caso de Aldrich Ames fue declarado como el peor caso de espionaje en la historia de los Estados Unidos. En 1994 fueron detenido él y su mujer acusados de haber servido como agentes dobles para la Unión Soviética, provocando con la venta de información privilegiada a lo largo de 8 años la muerte de al menos 20 agentes de la CIA y la detención de un centenar de ellos.